Aceite de Oliva, el rey de los aceites

El aceite de Oliva, es, sin duda ninguna, el rey de los aceites

Hay un montón de aceites comestibles en el mercado. Unos son más saludables que otros.

¿Por qué siempre se recomienda el aceite de oliva en la dieta para delgazar?

Pues, porque, sin duda ninguna es el mejor.

Contiene un alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico) y poliinsaturados (ácido linoleico), que aportan importantes beneficios:

  • Eleva los niveles de colesterol bueno
  • Disminuye el colesterol malo
  • Baja la hipertensión arterial
  • Reduce la aparición de trombosis
  • Previene la aparición de diabetes

Hay otros aceites que se pueden utilizar en la dieta para adelgazar, si el de oliva te resulta muy caro.

Así que si no puedes permitirte el de oliva aquí tienes las mejores y las peores alternativas.

 

Los mejores:

 

Aceite de linaza

Se extrae de la semilla del lino. El aceite de linaza está formado mayoritariamente por ácidos grasos insaturados: entre un 20 y un 27% de ácido oleico, entre un 53 y 57% de ácido alfa-linolénico, que forma parte de los ácidos grasos Omega-3 y es esencial para el ser humano. Y hasta un 22% de ácido linoleico, otro ácido esencial. Se puede utilizar como alternativa para utilizarlo en crudo. No es apto para freír.

Aceite de sésamo

Se obtiene de las semillas de sésamo y es un clásico de la cocina oriental. Contiene un alto porcentaje de ácidos grasos insaturados. A destacar un 35% de oleico y un 35% de linoleico. Destaca también por un gran aporte de vitamina E y minerales como el zinc.

Aceite de nuez

Es un aceite fantástico también ya que contiene un 91% de ácidos grasos insaturados, sobre todo poliinsaturados (63%) y una buena parte de ellos Omega-3. Tiene un valor nutritivo excepcional. Se utiliza en ensaladas y como aderezo en algunos platos a los que da un sabor exótico.

La mala noticia es que es aún más caro que el de oliva. Si te quieres dar un capricho, estupendo. Pero, si es por economía, no es una opción.

Aceite de girasol

El aceite de girasol es el más usado en nuestro país, así como también en Francia, después del de oliva. Posee una elevada proporción de ácido linoleico (esencial) y vitamina E. Aunque mucha gente lo usa para freír, por su menor coste, no es lo más recomendable porque se degrada mucho con el calor alto. Pero, para ensaladas o mayonesas dado su toque suave, es bastante recomendable.

Aceite de maíz

Es otro aceite que se utiliza mucho por su precio asequible. Contiene una baja proporción de grasa saturadas, aunque dominan las poliinsaturadas. Al igual que el de girasol, se utiliza erróneamente para freír cuando por su sabor suave es ideal para ensaladas, salsas o mayonesas.

Aceite de argán

Se usa en la cocina berebere se emplea en sustitución del aceite de oliva. Contiene un alto porcentaje (55%) en ácido oleico y puede utilizarse para freír. Además, también se usa en crudo para aderezar diferentes platos. Destacando por su alto contenido en vitamina E y polifenoles antioxidantes. Su precio no difiere demasiado del de Oliva.

Aceite de cacahuete

Se obtiene del prensado del cacahuete y tiene una buena proporción de ácidos grasos monoinsaturados, sobre todo oleico, que puede llegar a ser el 72%, y poliinsaturados, principalmente linoleico. Aguanta muy bien las altas temperaturas, por lo que en Oriente se lo usa con frecuencia para las preparaciones en wok. No es fácil de encontrar y, por ello, el precio no es demasiado económico.

Aceite de soja

Es el aceite de mayor producción mundial, por delante del de girasol y el de colza, lo que está creando un problema ecológico a nivel mundial. Sin embargo, nutricionalmente destaca por su riqueza en ácido alfa- linolénico. Tiene mayor proporción de ácidos grasos poliinsaturados frente a los monoinsaturados. Se relaciona a los ácidos grasos poliinsaturados Omega-6, como el linoleico, con la prevención de los problemas cardiovasculares. No está mal para la dieta, pero sí para nuestra ecología.

Las peores:

Aceite de colza

Se extrae de la semilla de la colza y se emplea como condimento en el norte de Europa. En Alemania es tan popular como aquí nuestro aceite de oliva. El problema es que es muy rico en un ácido graso monoinsaturado conocido como ácido erúcico (omega-9) que se relaciona con posibles problemas cardiovasculares, aunque a grandes dosis. Además, es rico en ácidos grasos esenciales: alfa-linolénico y linoleico. Nada recomendable.

Aceite de coco

Últimamente, está muy de moda en muchos países por su sabor característico y su estructura mantecosa y semisólida. Aunque, todo el mundo ensalza sus propiedades, contiene un alto porcentaje de ácidos grasos saturados y muy pocos insaturados (apenas un 8%).  Bueno para dar un toque exótico y para usar en cosmética, como, por ejemplo, para el cabello seco. Pero, nada recomendable en la dieta.

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