El uso del Aloe Vera a lo largo de la historia

El uso del Aloe Vera a lo largo de la historia

Aunque parezca que el Aloe Vera se ha puesto de moda en los últimos años, la verdad es que se ha utilizado desde los tiempos más remotos.

No podemos asegurar con certeza que los pueblos anteriores a la escritura lo usaran, pero, probablemente fue así a juzgar por algunos hallazgos en algunas excavaciones.

Sin embargo, a partir de que la humanidad antigua encontrara la forma de dejarnos mensajes gráficos o escritos, el uso del Aloe Vera está siempre presente.

No hay una cronología, por supuesto, ya que muchas culturas, en diferentes lugares y contemporáneas en su tiempo, tienen referencias al uso de esta planta. Culturas que, hemos dado por supuesto que no tenían contacto entre sí.

No importa si la tenían o no. Lo importante es que todas ellas, simultáneamente, escogieron el Aloe Vera para múltiples usos porque habían ya descubierto sus extraordinarias propiedades.

Se habla de las propiedades de esta magnífica planta en los Vedas hindús, donde le llaman “el curandero silencioso”.

En las tablillas sumerias Akkad, se menciona el Aloe, así como en la Siria Babilónica. Estamos hablando de miles de años antes de nuestra era.

Las más antiguas dinastías chinas también lo mencionan en sus escritos de medicina.

Acercándonos ya a nuestras culturas más cercanas, merece mención especial el uso que le daban los antiguos egipcios. Para los faraones era el elixir de la vida eterna. Además de ser mencionado en centenas de papiros, hay un extenso libro de “recetas terapéuticas” con Aloe Vera. Por supuesto, formaba parte de los ungüentos que se utilizaban para embalsamar a las momias.

Los antiguos hebreos (tanto como los modernos) utilizaban largamente el Aloe Vera en sus ungüentos curativos. Se menciona una gran cantidad de veces en la Biblia y, con toda probabilidad se usó para tratar las heridas del cuerpo de Jesús de Nazaret. Lo sabemos porque lo utilizaban en sus ritos funerarios junto con la mirra y así está descrito en el Evangelio de San Juan.

Hipócrates, el médico griego con más alto reconocimiento en la historia, usaba el Aloe para multitud de dolencias. Y estamos hablando del médico por excelencia que promulgó el juramento hipocrático que aún realizan todos los estudiantes que se licencian en medicina, aún en nuestros días, desde hace 2400 años.

Es necesario resaltar que Aristóteles, el filósofo y científico griego que más ha influido en nuestra cultura, incitó a su pupilo Alejandro Magno a conquistar la Isla de Socotora para apoderarse de las más famosas plantaciones de Aloe Vera de su época.  

500 años después de Hipócrates, otro gran científico de su época, el siglo I de nuestra Era, Dioscórides, en su “Tratado de farmacognosia vegetal de materia médica” describe con profusión las cualidades sanadoras del Aloe.

Los habitantes nómadas del norte de África, beduinos, bereberes, tuaregs, entre otros, también conocían y utilizaban bien esta planta, a la que ellos llamaban “Lino del desierto”.

Avicena, médico y filósofo del año 1000, en la llamada Edad de Oro del islam, en sus tratados de renombre mundialmente conocidos, habló extensamente de las propiedades del Aloe Vera. Fue probablemente él quien lo introdujo desde Persia y popularizó su uso.

El caso es que, probablemente, gracias a sus enseñanzas los Caballeros de las Cruzadas, llevaban consigo ungüentos a base de Aloe Vera para curar sus heridas por sus efectos cicatrizantes de rapidez extraordinaria y el hecho de que evitaba la infección.

Gracias a Los Cruzados y a la invasión de los árabes en la península Ibérica, el Aloe entra en nuestro país y lo aclimatan en Al-Ándalus, es decir Andalucía. Comenzando así la historia del cultivo del Aloe Vera en España hasta nuestros días. Nuestra planta encontró un clima propicio en el que desarrollarse con profusión.

Cuenta una leyenda que, durante la Reconquista, los moros que caían en combate tenían un ungüento secreto con el curaban a sus guerreros durante la noche para que volvieran a estar activos al día siguiente. Se decía que era capaz de recomponer las cabezas cortadas. A buen seguro, era una manera de justificar porque parecía que el número de guerreros en las filas moras no disminuía nunca. En cualquier caso, la búsqueda de la fórmula secreta de esa mezcla de Aloe, era una especie de búsqueda del El Dorado de la época.

Seguimos hacia delante y la encontramos en los Corsarios, Piratas, y Navegantes de todo tipo. En la Escuela de Navegación de Enrique el Navegante se enseñaba su uso contra las dolencias típicas de las travesías prolongadas, así como para sanar las heridas.

Nuestro Almirante Cristóbal Colón, no solo la llevaba en grandes cantidades en sus provisiones, sino que, gracias a él, evitaron morir de todos de escorbuto, les sirvió de comida y de hidratación en los momentos más nefastos de su expedición. Casi podríamos decir que América se descubrió gracias al Aloe Vera.

Pero, eso no quiere decir que en el “Nuevo Continente” un hubiera. Todo lo contrario, las culturas llamadas precolombinas, como Incas, Mayas, Aztecas, etc. la conocían y usaban aún más y mejor, si cabe, que como lo hacíamos en Occidente.

Uniendo sus conocimientos a los nuestros, se lograron resultados aún más extraordinarios.

Tanto así que su uso, no solo no decayó a lo largo de los siglos, sino que aumentó ampliamente.

Pero, cuando empezó el uso popular y se acrecentaron los estudios, fue después de su utilización con éxitos inesperados en los tratamientos de los afectados por la radiación de Hiroshima y Nagasaki.

Desde entonces, cada día se publican estudios en todo el mundo que nos desvelan cualidades y nuevos usos de nuestro querido Aloe Vera. Concretamente el Aloe Vera Barbadensis Miller que es la que tiene más propiedades y las que usamos en Exialoe.  

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